3.1 Boceto inicial
Relato escrito de ciencia ficción donde los Futuros de Bogotá son enjambres de sueños develando legendarios anhelos. O tal vez dibujos, pinturas, relatos del renacimiento de la cohesión familiar propiciada por éticos deseos de progreso. Evidencia de un rescoldo de esperanza en la redistribución de los recursos, motivo esencial del abrazo del placer del conocimiento con la escuela y sus idóneas docencias. Así, en cada localidad florecen comunicaciones ciudadanas en redes sociales,, espejos contemporáneos de la realidad de cada instante, a cuyo tenor afínanse las conciencias y tórnanse participativas en diseños y elección de macro decisiones garantes de nivel de vida. Otra video-cámara muestra los tejados policromos recogiendo aguas lluvias, mientras en la sabana se siembran muchos árboles que mitigarán la sed.
La ciudad desde su altura de nido de cóndores mira con agudeza y objetividad toda la nación bordeada de alucinantes montañas mares, ríos y selvas que obligan por su diversidad belleza y fragilidad a su inmediata conservación. Sí, una ubicua obra de arte generativo que danza en escenarios de fibra óptica donde se crea una alter inteligencia que pronto todo lo transforma y nos pone sin atenuantes frente a la maravilla de la utopía.
Condórtimus en un misterioso robot transforme de tecnología muy avanzada, condorforme, que tiene varias misiones encargadas, por una entidad desconocida, alenígena. Una de ellas es acompañar y asistir a Z25x56, nomenclatura con la que se refiere a Felipe, uno de los protagonistas de la trama. Condórtimus actúa en el plano normal del espacio tiempo de los otros personajes, y, tambíen como un asistente invocado por un software de creacíon de gemelos digitales, con capcidad de recorrer un amplio espectro de la escala temporal, en el planeta tierra, en partiular, de la ciudad de Bogotá.
En los días en que Arturo, socio de Felipe, se ha tomado una temporada de vacaciones, Felipe escribe notas parecidas a un guion cinematográfico, que muestra a Bogotá en diferentes décadas futuras dentro del siglo XXI.
Cuando se vuelvan a reunir, Felipe compartirá con Arturo su desarrollo en materia de software y su volúmen de notas con tinte de texto cinematográfico. El objetivo general de Felipe es lograr que Alejandro se interese por abordar a fondo el tema de la tecnología digital, que está transformando la vida de la humanidad de manera acelerada, como mínima garantía para la sobrevivencia digna en el mediano plazo.
Arturo y Felipe han mantenido una amistad durante muchos años. En el pasado montaron un cibercafé, el primero en un barrio popular, junto con un amigo de Arturo. Luego de varios años de distanciamiento, periodo en el cual Arturo elaboró un control de inventario en una hoja de cálculo, vuelven a conversar. Felipe es consciente de que Arturo, por falta de continuidad, se ha retrasado en el manejo del complejo y extenso ecosistema digital. Sin embargo, considerado su buen manejo de la lógica y sus sólidos fundamentos en matemáticas, esta vez, le propone elevar, el de la hoja de cálculo, a un lenguaje de programación de computadores de alto nivel. Arturo acepta.
Dado que habitan en opuestos polos de la ciudad, se encuentra en cafés equidistantes, para conversar y trabajar, dos veces por semana.
El comienzo es arduo, la introducción al conocimiento del lenguaje siguiendo un texto clásico, se torna lento y complicado. Avanzan durante un año, con diversos tipos de tropiezos conceptuales y pragmáticos.
En el tercer año Felipe propone, con fundamentos, cambiar la metodología. Debe ser la de aprender haciendo.
Arturo no está de acuerdo, para él primero se debe adquirir el dominio del lenguaje y luego el desarrollo de la aplicación.
A parte de estas diferencias también discrepaban en varios aspectos de la vida, dada sus diferencias en la visión del mundo. Los encuentros de trabajo en los cafés de Bogotá terminaban en acaloradas discusiones.
Alberto volvió a distanciarse. Renunciando al proyecto y cambiando de planes.
Luego de un lapso de varios meses, Felipe, cree que debe recuperarse el contacto y las productivos encuentros en los cafés de la ciudad. Así, llama a Alberto y le dicen que retomen los encuentros, pero con un idea diferente y es que cada uno comparta el conocimiento de sus proyectos.
A Arturo le parece viable la nueva propuesta. Dice que luego un corto viaje de vacaciones, llamará a Felipe para retomar las conversaciones.
Entre tanto Felipe está creando una historia adaptable a la cinematografía, para participar en eventuales concursos de Guionística.
Examinando su cotianidad, Felipe cree que debe visitar con más frecuencia el Centro de Felicidad de Chapinero, que recién ha conocido. Empezaría por retomar la charla con Pablo, un empresario que había conocido allí.
Figura 7. Centro de Felicidad CEFE Chapinero. Foto SCRD
La conversación con Pablo fue productiva. Cunado Pablo se despidió, Felipe se quedó otro rato, allí en la terraza del piso 11, escribiendo sus notas para el posible guión. Cuanto va manuscribiendo en su libreta de notas de pastas azules, el contenido se va haciendo visible en el lugar. En la probable película, es posible proyectar el futuro de la ciudad, utilizando su gemelo digital público. En esa labor colabora Condórtimus, un robot transforme, con un cerebro alimentado con Inteligencia Artificial. Invocado po un nivel subliminal, incosciente, casi ajeno a la racionalidad de Felipe.
Figura 7. Centro de Felicidad CEFE Chapinero. Foto SCRD
Figura 7. Centro de Felicidad CEFE Chapinero. Foto SCRD
Ahí se ven fragmentos de Bogotá en 2020, 2034 y 2049.